No hay protección contra las patentes de sus competidores, aparte de una contra- amenaza masiva. Se trata de un balance del terror, como en la Guerra Fría.En la carrera de las armas nucleares en los años 70 y 80, tanto los Estados Unidos como la Unión Soviética tuvieron suficiente poder para exterminarse el uno al otro. Eso sólo pasó en películas como "The Day After-El día después". En realidad, ninguno de los dos usó alguna vez un arma nuclear contra el otro porque sabían que hubiera resultado en una sobrecapacidad de exterminación, el fin del mundo.
Los grandes arsenales de patentes también son como armas nucleares. Si IBM y Siemens fueran a pelearse por sus incontables patentes, es posible que ninguno de los dos fuera a sobrevivir. Siemens tiene tantas patentes que IBM no puede asegurar que alguno de sus productos no vaya a invadir a los demás. Cada compañía podría atacar muchos de los productos de las otras compañías por medio de alegatos de "violación" de patentes. El mero costo de las demandas sería de muchos miles de millones, y los clientes escaparían espantados. Así que, como los americanos y los soviéticos, nunca apretarían el gatillo.
Los acuerdos de cross-licensing (licencias bilaterales) muestran lo absurdo del sistema de patentes. Las grandes compañías les dan a sus mayores competidores el acceso total a todos sus portafolios de patentes, pero pretenden que las patentes son necesarias para proteger la innovación. La protección real no se puede cambiar por los acuerdos de cross-licensing (licencias bilaterales). ¿Podría imaginarse a un editor de libros permitiendo que su mayor competidor publicara todos sus libros? Sería un suicidio.